“Yo no me meto en política”, lo que pasa es
que la política si se mete con usted, ahí es donde definen sus derechos, su
salario, su libertad; aislarse es tonto e irresponsable y sólo sirve a quien ya
tiene el poder y lo ejerce en su propio beneficio y el de la élite que lo
sostiene; es necesario asumir seriamente el ser ciudadano, esto exige
informarse, pensar, discutir para decidir un voto o el apoyo a un líder
político.
La democracia permite participar en el estado y
esta se basa en la ciudadanía que empezó como un privilegio para algunos: los
más ricos, los más educados, los varones; por fortuna ya el requisito es sólo
ser mayor de edad; las elecciones son la base de este sistema, lo cual implica
al ciudadano deberes desde las normas,
la ética y la responsabilidad; en cada votación se decide la tendencia que
tomará la sociedad y esta se moverá desde la inclusión a la discriminación,
desde la primacía de los derechos civiles al militarismo, desde la libertad de
cultos al fanatismo, desde la equidad a la acumulación.
Dada la importancia del voto es ideal que quienes
lo ejercen tengan acceso suficiente a información, educación, libertad; esto no
sólo permitiría elegir mejor sino también higienizar la política, al observar a
quienes practican el poder público se encuentran en abundancia los mentirosos,
bandidos, mafiosos y hasta asesinos; ellos no son la excepción, son la norma,
es terrible pero cierto.
Para mantenerse en el poder estos pillos
aprovechan las imperfecciones de la democracia: promueven el clientelismo, se
enriquecen con la corrupción, financian el proselitismo armado, avivan el
desinterés y la desconexión política de las masas; así se apoderan de grandes
tajadas de poder y riqueza, convirtiendo lo público en su feudo.
También hay un pequeño grupo de políticos
intentando orientar un ejercicio público más limpio, más incluyente, más
decente; a ellos hay que ayudarlos en su tarea, hay que acompañarlos.
El voto individual responsable es necesario pero no
suficiente, “Hay que educar en defensa propia”, dice Fernando
Savater, claro que sí, en democracia vale igual el voto comprado, amenazado,
desinformado que el voto discutido y libre; la definición del ganador se da por
la cantidad de votos no por la calidad y pulcritud de los mismos, esta realidad
exige defenderse de la ignorancia, la ingenuidad, la engañifa colectiva que asedia y convence a muchos
votantes; es indispensable elevar los niveles propios de educación política y
los de aquellos con los cuales se comparte la ciudadanía, para ello habrá que
discutir, proponer, evidenciar las carencias e intenciones veladas de
propuestas y sus promotores.
La tarea de educación política va mucho más allá de
los asuntos de la razón, porque votar también tiene mucho de emocional, habrá
que propender por la humanización y hasta domesticación de ese ciudadano en el
cual prima el rencor, la venganza, la envidia, la avaricia; es necesario
superar el salvajismo y la violencia que mueve a muchos electores.
Es una tarea retadora e imprescindible, si la
evade no hay manera de cultivar mejor sociedad, los electores mal informados y
perniciosos son también su responsabilidad, pero ante todo son su desgracia si
ellos lo rebasan.
@jairmontoyatoro
“Yo no me meto en política”, lo que pasa es
que la política si se mete con usted, ahí es donde definen sus derechos, su
salario, su libertad; aislarse es tonto e irresponsable y sólo sirve a quien ya
tiene el poder y lo ejerce en su propio beneficio y el de la élite que lo
sostiene; es necesario asumir seriamente el ser ciudadano, esto exige
informarse, pensar, discutir para decidir un voto o el apoyo a un líder
político.
La democracia permite participar en el estado y
esta se basa en la ciudadanía que empezó como un privilegio para algunos: los
más ricos, los más educados, los varones; por fortuna ya el requisito es sólo
ser mayor de edad; las elecciones son la base de este sistema, lo cual implica
al ciudadano deberes desde las normas,
la ética y la responsabilidad; en cada votación se decide la tendencia que
tomará la sociedad y esta se moverá desde la inclusión a la discriminación,
desde la primacía de los derechos civiles al militarismo, desde la libertad de
cultos al fanatismo, desde la equidad a la acumulación.
Dada la importancia del voto es ideal que quienes
lo ejercen tengan acceso suficiente a información, educación, libertad; esto no
sólo permitiría elegir mejor sino también higienizar la política, al observar a
quienes practican el poder público se encuentran en abundancia los mentirosos,
bandidos, mafiosos y hasta asesinos; ellos no son la excepción, son la norma,
es terrible pero cierto.
Para mantenerse en el poder estos pillos
aprovechan las imperfecciones de la democracia: promueven el clientelismo, se
enriquecen con la corrupción, financian el proselitismo armado, avivan el
desinterés y la desconexión política de las masas; así se apoderan de grandes
tajadas de poder y riqueza, convirtiendo lo público en su feudo.
También hay un pequeño grupo de políticos
intentando orientar un ejercicio público más limpio, más incluyente, más
decente; a ellos hay que ayudarlos en su tarea, hay que acompañarlos.
El voto individual responsable es necesario pero no
suficiente, “Hay que educar en defensa propia”, dice Fernando
Savater, claro que sí, en democracia vale igual el voto comprado, amenazado,
desinformado que el voto discutido y libre; la definición del ganador se da por
la cantidad de votos no por la calidad y pulcritud de los mismos, esta realidad
exige defenderse de la ignorancia, la ingenuidad, la engañifa colectiva que asedia y convence a muchos
votantes; es indispensable elevar los niveles propios de educación política y
los de aquellos con los cuales se comparte la ciudadanía, para ello habrá que
discutir, proponer, evidenciar las carencias e intenciones veladas de
propuestas y sus promotores.
La tarea de educación política va mucho más allá de
los asuntos de la razón, porque votar también tiene mucho de emocional, habrá
que propender por la humanización y hasta domesticación de ese ciudadano en el
cual prima el rencor, la venganza, la envidia, la avaricia; es necesario
superar el salvajismo y la violencia que mueve a muchos electores.
@jairmontoyatoro
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