viernes, 15 de agosto de 2014

Algo falla en la humanidad cuando...

Esta sociedad que se ufana de moderna y civilizada; que se dice ser el punto más alto al que ha llegado el homo sapiens muestra hoy toda su barbarie en la actual masacre que Israel lleva a cabo contra los palestinos… En 30 días ha matado 2.000 personas, entre ellas 500 niños; ha mutilado miles; destruido casas,  decenas de hospitales y escuelas; y mantiene bajo el terror de las bombas a 1’800.000 seres que viven en una área del tamaño de la zona urbana de Bogotá (360 Km2) y que no tienen como, ni a donde ir. Esto lo hace frecuentemente, deja pasar algunos años y repite la carnicería.
Los casi 500 niños masacrados por Israel son sólo la punta del iceberg, son la evidencia vergonzosa y contundente de la cruel e infame sociedad a la que pertenecemos y nutrimos todos.
El mayor poder de Israel es el económico y de ahí deriva su influencia en países ricos y abusadores, que no sólo los protegen sino que los arman y envalentonan para actuar de modo tan macabro, la ONU una vez más muestra su inoperancia, su incapacidad para evitar y detener la barbarie humana…
Del negocio de la venta de armas se lucra gente riquísima en países que se dicen civilizados (USA proveedor de Israel y de muchos otros conflictos) y con esas armas se mata gente (desde afuera y entre sí) en los países que ellos llaman atrazados, subdesarrollados o pobres; el gobierno del “nóbel de Paz”,  Obama, aumenta sus ganancias al proveer armas para matar niños no sólo en Palestina…
La sociedad auspicia y permite un mundo abundante en violencias; la tragedia no es sólo Gaza, la barbarie pasa por los niños indios de nuestra América durante la conquista, los niños que murieron trabajando en la Inglaterra de la Revolución Industrial,  los niños que masacraron los Nazis con el silencio de Europa, los niños japoneses bajo las bombas atómicas que les arrojo Estados Unidos, los niños que murieron bajo el Napalm en Vietnam, los niños de las guerras de Centroamérica…
Hoy también los niños de Siria, Irak, Afganistán, Ucrania, y claro Colombia con sus niños de La Guajira que mueren por desnutrición, los que mueren por la violencia íntima, los de las balas perdidas o bajo la delincuencia común, los niños que sufren y mueren víctimas de la prostitución, del conflicto armado, los niños que mueren porque el sistema de salud es ineficiente, ávido de dinero y corrupto…
Esos niños pobres que no importan, que no se ven sino hasta que un poco mayorcitos “afean el paisaje” al acercarse a mendigar al auto en el semáforo, o peor aún a atracar, sólo ahí se hacen hacen visibiles para este mundo insensible… y cuando se hacen evidentes se encuentra como solución terrible y frecuente la llamada “limpieza social”… Término que expresa que lo realmente sucio son el sentir y el actuar de aquellos que aceptan la barbarie como solución… ¿Esa misma concepción de “limpieza social” será la que subyace en la barbarie de Israel?

jairmontoyatoro@gmail.com
@jairmontoyatoro
Como retransmite @TxavierAlonso:

lunes, 4 de agosto de 2014

La fragilidad ambiental de la cultura - Augusto Ángel Maya

“… La naturaleza no se concibe como un sistema, sino como una pista de baile para la fiesta humana…” Esta fuerte y provocadora frase de Augusto Ángel Maya, tomada de su ensayo La Fragilidad Ambiental de la Cultura, llama la atención sobre la manera como los humanos hemos habitado este mundo.
El estudio de lo ambiental requiere miradas profundas, serias, propositivas, que pongan en tensión nuestro pensamiento y nuestro actuar en relación con los ecosistemas; con esta intención es que les invito a conocer, releer, sentir, discutir… las propuestas de este pensador colombiano:
“… La demora del método histórico para dejarse interrogar por la problemática ambiental es común a la mayor parte de las ciencias sociales o de las disciplinas humanísticas. Casi todas ellas permanecen ancladas a la antigua racionalidad preambiental, que considera la sociedad como una entelequia sin raíces en el entorno. Esta demora se explica por el reduccionismo ecologista que predomina todavía en la conciencia ambiental. La perspectiva que se abre con la dimensión ambiental pretende superar, tanto el ultranaturalismo filosófico que concibe al hombre como un conquistador advenedizo, como la interpretación biológica, que lo percibe como una especie más del reino animal.
La perspectiva ambiental plantea una nueva manera de interpretar el pasado.
Una modalidad que todavía no ha llegado sino en forma muy restringida a las escuelas de historiadores. El hecho de que la perspectiva ambiental reclame su propia manera de percibir el proceso histórico, no se debe al influjo de una moda cultural pasajera, sino a la convicción de que las formas de organización social están intimamente vinculadas a la transformación tecnológica de los ecosistemas. También a la comprensión de que las racionalidades sociales, económicas o políticas, influyen en el mejoramiento o deterioro de los llamados sistemas naturales…”
“… Este ensayo tiene por objeto intentar un método ambiental de interpretación de la historia, no por la fruición de sumergirse en un pasado idílico que oculte las contradicciones del presente, sino para comprender mejor la crisis actual. El problema ambiental está, por lo general, mal planteado en la arena del debate teórico y de la acción práctica. No es un problema que atañe solamente a los ecosistemas naturales o que se pueda solucionar simplemente con medidas tecnológicas. Requiere la formación de una nueva sociedad…”
 “… Consecuencias ambientales del desarrollo moderno: Los impactos ambientales de las culturas anteriores, por muy graves que hayan sido, no pasaron de representar efectos locales o regionales, circunscritos a los márgenes de sus propias civilizaciones. La deforestación del medio oriente o de las cuencas del Himalaya, puso en peligro las culturas asentadas en el entorno geográfico, pero no representó un peligro para la vida en su conjunto. Los mayas pudieron emigrar a sitios cercanos y las poblaciones sumerias tierra adentro, para construir nuevas culturas. El imperio romano representó, sin duda, el esfuerzo más articulado de explotación del entorno, dentro de una vasta región y los impactos ambientales fueron mucho más graves pero no sobrepasaron la cuenca del Mediterráneo.
Lo que caracteriza el impacto del desarrollo moderno es su significación planetaria. La expansión europea iniciada en el siglo XV y consolidada con el dominio colonial del siglo pasado (XIX) y principios del presente (XX), ha sojuzgado la totalidad del planeta al dominio unitario de l hombre. No se trata ya de esfuerzos aislados de adaptación cultural, en los que las relaciones sociales y el mundo simbólico servían de instrumentos culturales pra la transformación del medio. Lo que desde Smith ha dado en llamarse capitalismo, no es más que un sistema unificado de explotación del mundo natural en el que las diferentes culturas han tenido que integrarse dentro de una rígida y homogénea estructura de comportamiento o, de lo contrario desaparecer.
Posiblemente el primer efecto ambiental del desarrollo moderno que es necesario considerar dentro del presente resumen es el impacto sobre la cultura. Es un efecto invisible, difícil de precisar, pero es quizás el de más hondas consecuencias.
La sumisión de las culturas a un propósito único de acumulación significó o está significando la pérdida progresiva de la heterogeneidad cultural. Hasta el momento es un hecho irreversible. La cultura ha ido perdiendo su significado de modelo adaptativo a las circunstancias locales o regionales, para convertirse en un ropaje unificado y en un sistema articulado de explotación del medio natural. A instrumentos similares  responden símbolos idénticos. Las relaciones sociales no se organizan de acuerdo con las exigencias de un trabajo común que garantice la supervivencia de la tribu o del poblado, sino según las rígidas líneas de acumulación…"


jairmontoyatoro@gmail.com
@jairmontoyatoro
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