El auge de la explotación cauchera en la selva amazónica fue desde 1.870 hasta 1.942; en Colombia esto implicó la esclavización de miles de personas, la mayoría indígenas de diversas etnias; se calcula que al inicio de esta tragedia habitaban la región más de 40.000 personas, y al final sólo quedaban alrededor de 500.
Los indígenas tenían que cumplir cuotas de producción a cambio de una escasa y mala comida; cuando no cumplían los sometían a más hambre, palizas, torturas y asesinatos. Las deudas a las que los obligaban a incurrir eran a perpetuidad y heredadas a sus hijos.
El caucho producido tenía como destino las regiones industriales de Estados Unidos y Europa, con ese caucho se fabricaban especialmente los neumáticos (llantas) de la naciente era del automóvil; esta barbarie fue denunciada por algunas voces; llegando estas a oídos de las casas matrices en Lóndres, pero nunca hubo mejora para la vida de los indígenas; este horror sólo se detuvo cuando, durante la segunda guerra mundial, se inventó el caucho sintético y por lo tanto ya no era tan buen negocio obtenerlo de los árboles amazónicos y de la sangre de los indígenas.
La Vorágine (1924) es una vibrante novela, escrita en una cautivadora prosa, en la cual José Eustasio Rivera (Colombia 1888-1928) narra inicialmente las aventuras y vida en los llanos orientales colombianos, para luego adentrarse en la espesura de la selva amazónica y la explotación del oro blanco. Es un clásico que vale la pena conocer, leer y discutir; es la historia de un momento y un territorio relevante de América Latina.
En el año 2012 el periodista colombiano Hollman Morris hizo el programa "La Chorrera: el genocidio del oro blanco" un excelente trabajo en el cual se ve, escucha y siente a los indígenas sobrevivientes que siguen habitando ese territorio.
Hoy en Colombia, la población indígena sigue siendo vulnerada; sus territorios y sus vidas continúan atravesadas por muchos conflictos generados desde lo que se denomina "civilización"; en sus tierras hay tensiones por el uso del suelo para minería, agricultura no tradicional, etc.; sus territorios son usados como rutas para traficar armas y drogas; y la mezcla de todo lo anterior genera el uso de sus lugares como territorios de guerra, guerra en las cuales ellos siguen siendo víctimas.
Hoy en Colombia, la población indígena sigue siendo vulnerada; sus territorios y sus vidas continúan atravesadas por muchos conflictos generados desde lo que se denomina "civilización"; en sus tierras hay tensiones por el uso del suelo para minería, agricultura no tradicional, etc.; sus territorios son usados como rutas para traficar armas y drogas; y la mezcla de todo lo anterior genera el uso de sus lugares como territorios de guerra, guerra en las cuales ellos siguen siendo víctimas.
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@jairmontoyatoro
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