Nuestro país amazónico y costero, andino y
de arrecifes, llanero y de selvas húmedas, de paramos y minería, de sueños y
ciudades, de campesinos y ejecutivos, de indígenas y obreros, de negros y
mestizos, de corporaciones y juntas de vecinos... es un gran crisol tropical;
es una fortuna, una responsabilidad y un reto para nuestras vidas...
Vivir y abordar este país exige ganas,
exige conocerlo, respetarlo, quererlo... y para lograr esto hay que popularizar
la ciencia, el saber, el pensar; pero esta tarea tiene que ser abordada desde
nosotros, desde nuestro tropicalismo, desde nuestras culturas, desde nuestra
vivencia, desde nuestra esperanza y nuestras precariedades.
Dos grandes maestros colombianos, Orlando
Fals Borda y Luis Eduardo Mora Osejo nos regalaron hace algunos años su escrito
La superación del eurocentrismo; documento-faro que debe conocerse,
estudiarse y discutirse, para que en estos países del sur se siga enriqueciendo
el saber endógeno, el investigar con contexto, el acercar la ciencia al
conocimiento ancestral, el popularizar la educación pertinente y de calidad.
Para adquirir mayor conciencia de nosotros,
para encontrar mejor nuestra identidad es necesario cultivar nuestra autoestima
científica, propender por la creatividad de la ciencia nacional y lograr una
educación amplia, incluyente y profunda.
Vamos a citar algunos momentos del documento:
“... La ignorancia sobre nosotros
mismos, sobre nuestro origen, nuestro devenir histórico, nuestra geografía,
nuestros recursos naturales, entre otros; más pronto que tarde, nos llevará a
convertirnos en el gran mercado de los productos y tecnologías de los países
poderosos y, sin que nos lo propongamos, en promotores de la economía del
consumo. La misma, que nos conducirá hacia el endeudamiento, cada vez mayor y
la sobreexplotación de nuestros recursos.”
“... Es tan elevado el aprecio por el
conocimiento generado en Europa que impide en nuestros países percibir las
consecuencias negativas que implica cuando se transfiere y utiliza para
explicar realidades diferentes como las del trópico...”
“... Es sabido que las características
del medio tropical contrastan con las de las zonas templadas de la tierra. Pero
de allí proceden las recomendaciones equivocadas muchas veces para el
desarrollo económico, que nos han predicado como suficientes o finales. Los
paradigmas cerrados de otras partes llevan con frecuencia a la castración
intelectual en nuestro medio y al colonialismo intelectual.
Además, son los mismos que en las
últimas décadas y, en particular en los países tropicales, han incidido
negativamente en el deterioro de las relaciones hombre-naturaleza...”
“... Los productos de nuestros trabajos
(investigación, educación) deben ser juzgados principalmente por su
originalidad, pertinencia y utilidad para nuestra propia sociedad. No pueden
valer más por el sólo hecho de comunicarse en inglés, francés o alemán, entre
otras lenguas europeas, o por publicarse en revistas de países avanzados...”
“... Con base en las hipótesis de
contexto los hechos no prueban que los paradigmas científicos dominantes –
tales como el positivismo cartesiano, el mecanicismo newtoniano y el
funcionalismo parsoniano – sean superiores, mejores o más eficaces para fines
específicos, que aquellos otros paradigmas que puedan construirse o generarse
en otras latitudes que conduzcan al fortalecimiento de nuestro mundo...”
“... Necesitamos, pues, construir
paradigmas endógenos enraizados en nuestras propias circunstancias, que
reflejen la compleja realidad que tenemos y vivimos...”
“... Desde el punto de vista científico,
el conocimiento de las realidades locales resulta más útil y rico cuanto más se
liga a la comprensión y autoridad de la vivencia personal.
Autoridad científica e intuición que
provienen del contacto con la vida real, las circunstancias, el medio y la
geografía. Por lo mismo, de esta endogénesis puede surgir descubrimientos e
iniciativas útiles para la sociedad local que alivien las crisis del propio
contexto...”
“... Son nuestros grupos campesinos y
aborígenes los que mejor conocen de estos ciclos vitales del continuo
crecimiento, y los que han creado o descubierto variedades de plantas útiles,
así como formas de conducta y organización social congruentes con esas
condiciones básicas. Pero los paradigmas cerrados construidos en las zonas
templadas, por regla general son incapaces de acomodar estas antiguas
sabidurías indígenas.
Por fortuna, la llegada del nuevo siglo
coincide con la disponibilidad de novedosas herramientas intelectuales del tipo
abierto, que se derivan de saberes consolidados de diversa índole, como los
nuestros. Por ejemplo, teorías como las de la complejidad, sistemas y caos nos
ayudarían a analizar dimensiones complejas, irregulares, multilineales y
fractales, aplicables a nuestras estructuras tropicales...”
“...Es por lo tanto posible, lógico y
conveniente desarrollar paradigmas científicos, y marcos técnicos de referencia
que, sin ignorar lo universal o lo foráneo, privilegien la búsqueda de la
creatividad propia...”
“...No se trata de aislarnos del mundo
intelectual externo ni de ser xenófobos. Se requiere cumplir con una necesidad
de acumulación de conocimientos congruentes con nuestro crecimiento y progreso...
La actuación de los norteños y su superioridad técnica no puede negarse. Pero
pueden ligarse de manera horizontal y respetuosa, con lo que los sureños hemos
aprendido y descubierto en el contexto propio y con la ciencia popular de suyo
contextualizada...”
jairmontoyatoro@gmail.com
@jairmontoyatoro
Totalmente de acuerdo! Ese desprecio y menosprecio por lo nuestro es uno de los factores importantes que nos impide avanzar!!
ResponderEliminarBuenas tardes María Mercedes, gracias por su comentario.
ResponderEliminarY claro... hay que rescatar, cultivar, incentivar, divulgar, defender... lo que somos, sólo desde nuestra propia valía, en contexto con el mundo podremos encontrar mejores caminos para un vivir más humano... Y por ahí tiene que pasar la ciencia y la educación...
Continuamos en cordial contacto.