Su música es una emotiva fiesta a la
esperanza, la nostalgia, la libertad, la tragedia y también al horror que somos
los humanos. El mundo actual con su técnica, su consumismo, sus vastas redes de
comunicación hacen percibir una superficie distinta, pero la humanidad mantiene
y conservará su esencia fraguada y sedimentada durante miles de años en los que
hemos sobrevivido como especie y como sociedades.
A esa naturaleza humana es a la que
canta Paco Ibáñez, y para ello hace resonar a los poetas del Siglo de Oro
Español cuando entona: Es Amarga la Verdad de Francisco de Quevedo; de época
anterior re-crea al Arcipreste de Hita con: Lo Que Puede el Dinero; un
contemporáneo, George Brassens, retumba feliz y valeroso en las seis cuerdas de
su guitarra y en las cuatro de su voz cuando de él interpreta La Mala
Reputación.
Esta
música es una contraposición al mundo de hoy donde lo vasto de la comunicación
hasta aisla, donde el estruendo y la sensación efímera ahogan la belleza de la
calma y lo perdurable, la humanidad sigue asentada y necesitada de su esencia,
no hay que confundir el cascarón con la nuez.
Sus
notas y poesía exigen calma, silencio, sensibilidad, como condición para que
ellas se queden flotando en el ambiente y en el alma; todo esto es antagónico a
las expresiones estridentes de hoy, que además vienen con fecha de vencimiento,
como enlatados que hay que consumir y tirar tan pronto como pasa la última nota
o cucharada...
@jairmontoyatoro
jairmontoyatoro@gmail.com
Dar clic para deleitarse con Paco Ibáñez
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