3. El modelo invisibiliza las diferencias de género y discrimina a las mujeres
En la implementación del modelo se ha ignorado la forma desproporcionada en que las inequidades rurales afectan a las mujeres. En consecuencia, las instituciones públicas no han tomado nota de esta situación por lo que los intentos por incorporar la perspectiva de género en todo el ciclo de la política pública han sido pocos, fragmentarios y débiles frente a la complejidad del problema.
Como se dijo, vivir en el campo implica estar sometido a varias manifestaciones de inequidad, pero cuando se es mujer estas se agudizan aún más. Las mujeres rurales se ven sometidas a varios tipos de discriminaciones que las sitúan en peores condiciones de vulnerabilidad frente a los hombres e incluso frente a otros miembros de la familia campesina.
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4. El modelo es excluyente
La presión por la tierra que ejercen empresarios,
transnacionales, comisionistas y actores ilegales impide que campesinos,
indígenas y afrocolombianos disfruten de los recursos del territorio, y que a partir
de allí generen ingresos para procurar el bienestar de sus familias. Tales
obstáculos excluyen al grueso de la población rural del principal activo para
su supervivencia y bienestar: la tierra.
…Lo excluyente del modelo se manifiesta además en
enfoques centralistas que han dejado a las regiones y localidades con una
inexistente o precaria presencia institucional, y una monumental incapacidad
para administrar, entender y responder en forma adecuada a las demandas de la
población. Por ello, tanto los grupos sociales rurales como los mismos
empresarios se sienten insatisfechos con la acción del Estado y sus políticas.
La expresión común de que no existen políticas agrarias (que es incorrecta
porque sí existen, pero son inconvenientes), es una manifestación de esta
situación. Este es un modelo de desarrollo rural con pobreza de Estado, de
sociedad civil y pobreza económica y social.
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5. El modelo no promueve la sostenibilidad
La ocupación del territorio ha transformado el
paisaje. A pesar de ser un proceso de profundas raíces históricas, las
actividades que en él se desarrollan se han abierto paso en medio de áreas
destinadas por el Estado para preservar la reserva forestal, dedicadas al
manejo y conservación ambiental y resultado de la asignación de territorios de
propiedad colectiva a grupos étnicos. Sobre esta distribución geográfica
particular se han afianzado las actividades productivas tradicionales y se
están instalando unas nuevas: biocombustibles y minería, y consolidado la presencia de actividades ilegales,
como los cultivos de uso ilícito. La explotación indiscriminada de los recursos
del subsuelo no solamente representa una amenaza para la biodiversidad sino
también para la protección de los recursos hídricos.
No ha habido preocupación por proteger el
patrimonio ambiental del país. El agotamiento de los recursos naturales y la
excesiva explotación productiva han puesto en riesgo ecosistemas estratégicos
(nacimientos y fuentes de agua, páramos y bosques), coberturas vegetales y
reservas forestales. Los fertilizantes y plaguicidas y las técnicas de
establecimiento de los cultivos requeridos para el desarrollo de la actividad,
han deteriorado la aptitud de los suelos más productivos. Los daños ambientales
no son internalizados como costos para los productores agrícolas y pecuarios.
La expansión de la ganadería se realiza a costa de la deforestación y ocupación
de suelos con vocación agrícola.
La adecuación de terrenos a pastos, a partir de la
adopción de técnicas extractivas de deforestación poco sostenibles también ha
producido una elevada incidencia en la apertura de la frontera agrícola.
Además, la inadecuada ocupación de las áreas rurales con actividades
productivas y asentamientos humanos aumenta el riesgo de desastres. El carácter
antrópico de la construcción del riesgo implica que el desarrollo rural no debe
fomentarse en áreas caracterizadas por ecosistemas frágiles y de poca
resiliencia. El impacto de la variabilidad y el cambio climático sobre las
poblaciones y actividades rurales localizadas en áreas ambientalmente sensibles
es más severo y costoso para la sociedad rural, debido al elevado riesgo de
generación de desastres
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jairmontoyatoro@gmail.com
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