Las empresas juegan un papel
preponderante en la actual sociedad, son el corazón de la economía, generan
empleo, pagan impuestos, producen y ponen al servicio general la tecnología. La
base de los negocios es identificar necesidades y maneras de satisfacerlas; se
espera que en este proceso se aporte al bienestar y muchas veces se logra.
La
producción, distribución, consumo y residuos tienen fuertes conexiones entre
lugares distantes, tecnologías diversas, culturas contrastantes, ecosistemas
únicos; es así como en un solo producto pueden haber materias primas de
Suramérica, ser ensamblado por mano de obra asiática, utilizar sistemas
operativos estadounidenses, sus dueños ser australianos, distribuirse en el
mundo por una cadena de tiendas europea y los residuos de producción y consumo
quedar dispuestos en África.
El
objetivo principal de las empresas es la ganancia, todos los otros propósitos
son accesorios; el excedente empresarial será la diferencia entre los ingresos
totales menos los costos totales y un camino para aumentar la utilidad es lo
que los economistas, de manera elegante, llaman externalizar los costos; lo
cual no son más que bienes y servicios que consumen del ecosistema y la
sociedad sin pagar por ellos, los usan gratis.
Toman
más agua que la que es capaz de reponer la cuenca hidrográfica, extraen
maderas, peces y otros organismos a tasas mayores de las que sus poblaciones
pueden reponer, vierten a las fuentes de agua lixiviados con altos niveles de
contaminación, arrojan al aire millones de toneladas de tóxicos, abandonan
montañas de residuos en botaderos que agrupan y potencian los problemas.
A
estos usos de la naturaleza por los que no pagan, o sólo lo hacen con un valor
ínfimo, hay que agregar las relaciones laborales de muchas empresas que a
través de una maraña de tipos de vinculación terminan eludiendo sus
responsabilidades básicas con los trabajadores; es así como para abaratar sus
costos vuelven externalidades las prestaciones sociales, la seguridad y salud en
el trabajo, horas extras gratis; es decir para esta rebaja de costos abusan de
los ecosistemas y se aprovechan de la gente.
La
actual forma de producción y consumo es ante todo una gran productora de
residuos, las investigaciones demuestran que en Norteamérica en sólo seis meses
el 99% de todo lo generado lo convierten en basura, es una sociedad del compre
y a la caneca.
Comprar
y tirar a esta velocidad no es una consecuencia sólo de la satisfacción de
necesidades reales sino también del despilfarro creado e incentivado por un
mercadeo que publicita muchos productos y servicios innecesarios y de mala
calidad; con sus estrategias le hacen creer al individuo que debe adquirirlos
para parecerse a la estrella del momento y ser aceptado por su sociedad, para lograrlo
este sujeto entra en un torbellino de avidez de dinero, todo ello a costa de su
tranquilidad, salud y bienestar.
Los
efectos también son en los ecosistemas, siendo más fuertes en los lugares más
cercanos a la producción y el consumo, evidencia de ello es el Informe Planeta
Vivo 2014, el cual demuestra que al 2010, y tomando como base 1970, el
tamaño de las poblaciones de vertebrados en el mundo ha disminuido en 52%, y
cuando esto se cruza con las causas más del 80% son antrópicas.
Puede
decirse que hoy prevalece una máscara
empresarial de bienestar general, tras la cual se ocultan las intenciones de
ganancia sin límites y los resultados negativos para las sociedades y la
biosfera; detrás del discurso del bien a la sociedad hay una minoría que se enriquece
avasallando ecosistemas y gentes; en el 2014 Oxfam publicó el informe Gobernar
para las Élites y en él demuestra
que el 50% de la riqueza del mundo la posee el 1% de la población y la
tendencia del abismo entre unos pocos extremadamente ricos y unas inmensas
mayorías de pobres sigue en aumento.
Es importante que la sociedad conozca,
discuta y tome posición frente a un modelo que tiene en su estructura tales
perversidades, que genera perjuicios generales irreparables y ganancias
particulares vergonzosas; los costos los exteriorizan hacia la biosfera y la
sociedad pero las ganancias las internalizan hacia los accionistas.
Hay
caminos desde los cuales se puede ayudar a mitigar esta tragedia como son la
moderación del consumo, el apoyo a las economías locales, el repudio al uso
irresponsable de ecosistemas.
La
investigadora norteamericana Annie Leonard ha generado un profundo trabajo
sobre el flujo de materiales y sus implicaciones en las cosas que usamos, los
resultados se resumen en el video La Historia de las Cosas, le invitamos
a conversar, sentir y pensar sobre la realidad que ella describe.
@jairmontoyatoro