lunes, 10 de noviembre de 2014

La conquista de la felicidad - Bertrand Russell

"No sé -nadie puede saber, creo yo- si en el siglo xx la gente ha sido más feliz o menos que en otras épocas. No hay estadísticas fiables de la dicha (v. gr.: ¿nos hace más felices la televisión o el fax?) y aunque los mucho mejor acreditados índices de infortunio -guerras con armas de exterminio masivo contra la población civil, matanzas raciales, campos de concentración, totilatarismo policial, etc.- resultan francamente adversos, no me atrevería a sacar una conclusión de alcance general. Se dice que el siglo ha sido cruel, pero repasando la historia no encontramos ninguno decididamente tierno. Parafraseando a Tolstoi (quien a su vez quizá se inspiró en Hegel) deberíamos atravernos a afirmar que los siglos felices no pertenecen a la historia pero que cada una de las centurias desdichadas que conocemos ha tenido su propia forma de infelicidad...

Lo que sí podemos asegurar es que los grandes pensadores de los últimos cien años no han destacado precisamente por su visión optimista de la vida. Tanto el nazi Heidegger como el gauchiste Sartre compartían un ideario existencial marcado por la angustia, cuando no por el agobio: el hombre es un ser-para-la-muerte, una pasión inútil. La noción de felicidad les parecía -a ellos y a tantos otros- un término trivial, tramposo, inasible. Querer ser feliz es uno de tantos espejismos propios de la sociedad de consumo, un tópico ingenio de canción ligera, el rasgo complaciente que degrada...

... Aunque Russell es un crítico exigente de la sociedad industrial contemporánea, en modo alguno consiente en idealizar supuestos paraísos rurales y artesanos de ayer. A diferencia de esos denostadores de la "trivialidad" de las diversiones audiovisuales modernas -los cuales parecen suponer que antes de inventarse la televisión todo el mundo pasaba su tiempo leyendo a Shakespeare, reflexionando sobre Platón o interpretando a Mozart- Russell subraya el enorme tedio que debía planear sobre las sociedades anteriores al maquinismo y sus entretenimientos. En realidad, el aburrimiento siempre ha sido la verdadera maldición de la humanidad, de la que provienen la mayor parte de nuestras fechorías. Las sociedades preindustriales agrícolas debían de ser inmensamente tediosas... En cambio hoy "nos aburrimos menos que nuestros antepasados, pero tenemos más miedo de aburrirnos"...

... Nunca ha estado del todo claro si el secreto de la felicidad consiste en no ser completamente imbécil o en serlo. como casi todos los ilustrados occidentales (en Oriente se da mayor diversidad de opiniones al respecto), Bertrand Russell opta decididamente por la primera alternativa. Para ser razonablemente feliz hay que pensar de modo adecuado, no dejar completamente de pensar; hay que actuar correcta, inventiva y si es posible desinteresadamente, no dejar del todo de actuar, etc. Bueno, no le falta del todo razón: probablemente usted y yo, lector, podamos sacar más provecho de sus indicaciones llenas de sentido común que de las de algún místico renunciativo... Algunas desventuras podremos evitar atendiendo sus consejos, sin necesidad de cambiar demasiado radicalmente nuestro modo de vida..."

Fernando Savater

http://www.mercaba.org/SANLUIS/Filosofia/autores/Contempor%C3%A1nea/Russell/Russell,%20Bertrand-%20La%20conquista%20de%20la%20felicidad.pdf
Imagne tomada de http://gantillano.blogspot.com/2012/01/la-conquista-de-la-felicidad-primera.html


martes, 4 de noviembre de 2014

Investigación: La eficiencia económica de los grandes, medianos y pequeños productores agrícolas colombianos - Forero et al.

"La pregunta que se planteó esta investigación es la siguiente: ¿Es la agricultura familiar eficiente en términos económicos y pueden o no los agricultores familiares continuar contribuyendo al desarrollo social y económico?

Si bien la permanencia y reproducción de las comunidades rurales y por lo tanto el acceso a la tierra y a los medios de producción, es un derecho que tiene que ver con la identidad y la autonomía de los diversos grupos humanos... Y si bien se pueden plantear otros argumentos a favor de la permanencia de los agricultores familiares tales como la necesidad de estabilizar la sociedad rural dada la situación estructural de economías como la colombiana que no tienen la capacidad, en el sector urbano, de crear puestos de trabajo para absorber población migrante, ni de generar ingresos y condiciones de vida, por encima del nivel de pobreza para un amplio sector de sus habitantes. En fin, si bien los argumentos sociales y políticos pueden ser suficientes para que el modelo de desarrollo colombiano favorezca la permanencia de la agricultura familiar, cabe de todas formas preguntarse - y este es el propósito de esta investigación - sobre la eficiencia económica de la producción agrícola (pecuaria, forestal o pesquera) realizada a pequeña escala.

En Colombia, la viabilidad de la agricultura familiar ha quedado demostrda con su persistencia en las condiciones tan extremadamente difíciles y hostiles que ha tenido que enfrentar en el campo colombiano. Se constata, hoy en día, que la agricultura familiar contribuye con un poco más de la mitad de la producción agrícola, con cerca del 80% de la producción cafetera y con una tercera parte del valor de la producción pecuaria (varias fuentes en Forero et al. 2012 SISPAND). Sin embargo no deja de inquietar el interrogante sobre sus posibilidades de continuar contribuyendo al desarrollo económico del país y de seguir siendo una protagonista fundamental de nuestro sistema agroalimentario. Por supuesto que esta pregunta es crucial en el actual momento en que la sociedad colombiana busca la forma de resolver el conflicto rural y trata de encontrar cual es el  modelo de desarrollo que más le conviene al campo colombiano. En efecto en el país se ha debatido en los últimos años si los grandes empresarios son más eficientes que los pequeños productores y de ser así si el modelo de desarrollo debe centrarse en propugnar por el crecimiento de la denominada agricultura empresarial. A no dudar este debate se ha inclinado a favor de este tipo de agricultura a un punto tal que algunos académicos consideran que en el país se ha privilegiado un modelo de desarrollo agropecuario capitalista en detrimento de la producción de los pequeños agricultores dentro de los cuales se encuentran los denominados agricultores familiares y los campesinos.

Otra pregunta crucial es si en Colombia la agricultura familiar tiene la capacidad de generar ingresos a los hogares rurales que los coloque por encima del nivel de pobreza. En varias ocasiones se ha afirmado, con base en datos de las encuestas de hogares, que quienes trabajan en su propia tierra obtienen ingresos tan bajos que su condición de agricultores, a pequeña escala, no les permite salir de la pobreza. (López et al, 2.000: 75 a 77; Berry y Bejarano, 1.990: 250). Más claramente se ha insistido en que la pequeña producción agropecuaria reproduce la pobreza. Este planteamiento es refutado con la evidencia encontrada en varios países y muy específicamente en Colombia en donde en varios estudios, realizados en una amplia gama de zonas rurales, se ha mostrado que los campesinos (y los agricultores familiares) obtienen ingresos que remuneran su mano de obra muy por encima de los joranales agropecuarios y muy por encima también del salario mínimo legal vigente (Forero, 2010). Es decir se tienen evidencias que muestran que el trabajo agropecuario en sus propias parcelas es la mejor opción para que los hogares rurales obtengan niveles de ingreso por encima de la línea de la pobreza.

La cuestión es, entonces, si la agriculutura familiar puede continuar contribuyendo protagónicamente al crecimiento y a la estabilidad de la producción agropecuaria y si puede coadyuvar, además, a la superación de la pobreza rural. O si bien, en las actuales circunstancias, debe esperarse que más bien sea la gran empresa agrícola la principal responsable del desarrollo económico de la agricultura. 

Para dilucidar estos interrogantes esta investigación se planteó específicamente la pregunta sobre la eficiencia económica de los pequeños, los medianos y los grandes productores agrícolas. ¿Cuál de este grupo de productores es más eficiente?; ¿Cuál es ineficiente?

Y la respuesta, después de analizar la información levantada en doce zonas del país, es que, en promedio, tanto los grandes productores como los pequeños presentan indicadores de eficiencia económica, similares.  

La conclusión: Este estudio concluye que los productores agrícolas, indiferentemente de la escala de su actividad productiva, logran ser eficientes cuando acceden a condiciones aceptables, y que los pequeños productores, así como los agricultores familiares, muestran nítidamente no solamente su eficiencia sino también su capacidad para generar desarrollo económico y soluciones efectivas a la pobreza rural."


https://drive.google.com/file/d/0BxTkwaQhBwkcUGxPQnkydnFTbjQ/view?usp=sharing